Deuteronomio 31-32
31:2 y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán.
31:3 Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho.
31:4 Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.
31:5 Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.
31:6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.
31:7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar.
31:8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.
31:9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.
31:10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,
31:11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.
31:12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley;
31:13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.
31:14 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión.
31:15 Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo.
31:16 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;
31:17 y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?
31:18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.
31:19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.
31:20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto.
31:21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles.
31:22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.
31:23 Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.
31:24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,
31:25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:
31:26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.
31:27 Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto?
31:28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.
31:29 Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos.
31:30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.
32:1 Escuchad, cielos, y hablaré;
y oiga la tierra los dichos de mi boca.
32:2 Goteará como la lluvia mi enseñanza;
destilará como el rocío mi razonamiento;
como la llovizna sobre la grama,
y como las gotas sobre la hierba;
32:3 Porque el nombre de Jehová proclamaré.
Engrandeced a nuestro Dios.
32:4 El es la Roca, cuya obra es perfecta,
porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;
es justo y recto.
32:5 La corrupción no es suya;
de sus hijos es la mancha,
generación torcida y perversa.
32:6 ¿Así pagáis a Jehová,
pueblo loco e ignorante?
¿No es él tu padre que te creó?
El te hizo y te estableció.
32:7 Acuérdate de los tiempos antiguos,
considera los años de muchas generaciones;
pregunta a tu padre, y él te declarará;
a tus ancianos, y ellos te dirán.
32:8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,
cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
estableció los límites de los pueblos
según el número de los hijos de Israel.
32:9 Porque la porción de Jehová es su pueblo;
Jacob la heredad que le tocó.
32:10 Le halló en tierra de desierto,
y en yermo de horrible soledad;
lo trajo alrededor, lo instruyó,
lo guardó como a la niña de su ojo.
32:11 Como el águila que excita su nidada,
revolotea sobre sus pollos,
extiende sus alas, los toma,
los lleva sobre sus plumas,
32:12 Jehová solo le guió,
y con él no hubo dios extraño.
32:13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra,
y comió los frutos del campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal;
32:14 Mantequilla de vacas y leche de ovejas,
con grosura de corderos,
y carneros de Basán; también machos cabríos,
con lo mejor del trigo;
y de la sangre de la uva bebiste vino.
32:15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces
(engordaste, te cubriste de grasa);
entonces abandonó al Dios que lo hizo,
y menospreció la Roca de su salvación.
32:16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos;
lo provocaron a ira con abominaciones.
32:17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;
a dioses que no habían conocido,
a nuevos dioses venidos de cerca,
que no habían temido vuestros padres.
32:18 De la Roca que te creó te olvidaste;
te has olvidado de Dios tu creador.
32:19 Y lo vio Jehová, y se encendió en ira
por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
32:20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro,
veré cuál será su fin;
porque son una generación perversa,
hijos infieles.
32:21 Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios;
me provocaron a ira con sus ídolos;
yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo,
los provocaré a ira con una nación insensata.
32:22 Porque fuego se ha encendido en mi ira,
y arderá hasta las profundidades del Seol;
devorará la tierra y sus frutos,
y abrasará los fundamentos de los montes.
32:23 Yo amontonaré males sobre ellos;
emplearé en ellos mis saetas.
32:24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente
y de peste amarga;
diente de fieras enviaré también sobre ellos,
con veneno de serpientes de la tierra.
32:25 Por fuera desolará la espada,
y dentro de las cámaras el espanto;
así al joven como a la doncella,
al niño de pecho como al hombre cano.
32:26 Yo había dicho que los esparciría lejos,
que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,
32:27 De no haber temido la provocación del enemigo,
no sea que se envanezcan sus adversarios,
no sea que digan: Nuestra mano poderosa
ha hecho todo esto, y no Jehová.
32:28 Porque son nación privada de consejos,
y no hay en ellos entendimiento.
32:29 ¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto,
y se dieran cuenta del fin que les espera!
32:30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil,
y dos hacer huir a diez mil,
si su roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado?
32:31 Porque la roca de ellos no es como nuestra roca,
y aun nuestros enemigos son de ello jueces.
32:32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos,
y de los campos de Gomorra;
las uvas de ellos son uvas ponzoñosas,
racimos muy amargos tienen.
32:33 Veneno de serpientes es su vino,
y ponzoña cruel de áspides.
32:34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo,
sellado en mis tesoros?
32:35 Mía es la venganza y la retribución;
a su tiempo su pie resbalará,
porque el día de su aflicción está cercano,
y lo que les está preparado se apresura.
32:36 Porque Jehová juzgará a su pueblo,
y por amor de sus siervos se arrepentirá,
cuando viere que la fuerza pereció,
y que no queda ni siervo ni libre.
32:37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses,
la roca en que se refugiaban;
32:38 Que comían la grosura de sus sacrificios,
y bebían el vino de sus libaciones?
Levántense, que os ayuden
y os defiendan.
32:39 Ved ahora que yo, yo soy,
y no hay dioses conmigo;
yo hago morir, y yo hago vivir;
yo hiero, y yo sano;
y no hay quien pueda librar de mi mano.
32:40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano,
y diré: Vivo yo para siempre,
32:41 Si afilare mi reluciente espada,
y echare mano del juicio,
yo tomaré venganza de mis enemigos,
y daré la retribución a los que me aborrecen.
32:42 Embriagaré de sangre mis saetas,
y mi espada devorará carne;
en la sangre de los muertos y de los cautivos,
en las cabezas de larga cabellera del enemigo.
32:43 Alabad, naciones, a su pueblo,
porque él vengará la sangre de sus siervos,
y tomará venganza de sus enemigos,
y hará expiación por la tierra de su pueblo.
32:44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.
32:45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel;
32:46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.
32:47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.
32:48 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo:
32:49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;
32:50 y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo;
32:51 por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.
32:52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.
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